domingo, 6 de diciembre de 2009

¿PUEDO JUGAR?


El juego y la amistad son las dos vertientes de la interacción entre iguales en la infancia. Consultando diversos estudios para la elaboración del trabajo que hemos realizado, encontramos uno que nos resultó particularmente representativo. "La amistad en la guardería: organización social en un entorno de iguales" de William A. Corsaro, Doctor en Sociología por la Universidad de Carolina del Norte. Se trata de un estudio etnográfico realizado a los largo de un año en el que descubrimos lo intereses y las percepciones del niño a través del juego. Es importante destacar que la guardería en la que se realiza está orientada, tanto desde su organización como programación curricular, a que los niños decidan y diseñen sus propios juegos y dediquen gran parte de su tiempo en el centro a los mismos.

En un primer momento se manifiesta como los niños se interesan fundamentalmente en:

- Conseguir el acceso a los grupos de juego cuando no están participando en ellos. En este sentido, apelan a la amistad para conseguirlo

- En aquellas situaciones en que sí están dentro del grupo de juego, vemos como se resisten a los intentos de acceso del resto. En éste caso, aluden también a la amistad para justificar ese rechazo.

Sin embargo, se observan diferentes estrategias de resistencia inicial a la entrada al juego así como diversas justificaciones para la exclusión del mismo.

La primera reacción de algunos miembros del grupo ante un primer intento de acceso de un niño, era la resistencia verbal sin más justificación, "no, tú no juegas". Pero cuando el niño insistía en su deseo de participar, ésta estrategia se abandonaba por alguna de las cuatro que detallamos a continuación:

  1. Negación de la amistad: los niños apelan a la amistad para distinguir entre miembros del juego e intrusos. Las expresiones que utilizan para reflejar esa antipatía pueden parecernos crueles, pero suelen tener sin embargo matices temporales tipo "hoy no eres mi amigo".
  2. Aludir a reglas arbitrarias para justificar la exclusión: por lo general relacionadas con los deseos o necesidades inmediatas de quien quieren excluir como "no puedes jugar porque luego te vas a merendar". También acuden a características del individuo como altura, color de pelo, sexo...
  3. Invocar derechos específicos de propiedad sobre los objetos o las áreas de juego: en este sentido acuden a reglas escolares o sociales del juego de representación de papeles. Suelen tener una connotación temporal, "yo lo tenía antes".
  4. Justificación con referencia al espacio o al número de personas: este punto resulta particularmente revelador, puesto que demuestra como cuando se sobrecarga el área de juego la interacción puede romperese. Son manifestaciones tipo "ya tenemos demasiada gente". En este sentido, no resulta una justificación arbitraria sino que pone de manifiesto, a diferencia de las anteriores, una toma de conciencia del niño frente a las características de la organización social de su ámbito de interacción.

Begoña Sevillano

Magisterio

1º Educación Infantil

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